El último día de mercado del mes de septiembre el PP de Vilagarcía pide a Alberto Varela que “dé marcha atrás” en su plan de reorganización del mercado y del mercadillo de la ciudad, que pasa por introducir tráfico rodado entre los puestos exteriores, exponiendo a vendedores y clientes a un “riesgo innecesario, que no tiene ninguna lógica y que acabará por perjudicar gravemente a la actividad económica aparejada a la celebración de esta tradición centenaria”.
Los populares mantuvieron contactos con los principales damnificados por el proyecto socialista el pasado verano, antes de que se concediese una moratoria por parte del Concello “hasta el mes de octubre”, fecha en la que teóricamente se consumaría la amenaza de mezclar coches con personas en un espacio especialmente delicado. Desde el PP se entiende esta propuesta de Ravella como “un grave error”, percepción compartida por un número importantísimo de ciudadanos, clientes y vendedores, que se oponen frontalmente al plan previsto por los socialistas. Desde el Partido Popular se pide “cordura” al alcalde y que “recapacite antes de tomar una decisión que va a ser negativa para el mercado y para la ciudad”.
Tal y como ya se advirtió en verano, este proyecto de exponer a los peatones a la convivencia forzosa con el paso de vehículos en los días de mayor aglomeración “puede suponer la desaparición de los ambulantes y por tanto del mercadillo y un golpe mortal para la plaza de abastos, que será la primera gran perjudicada, aunque no la única, ya que el atractivo que suponen los martes y los sábados puede desaparecer por completo”.
Actualmente, con la nueva situación derivada por las restricciones de la segunda oleada de la pandemia en la ciudad, se hace todavía más evidente que hay que priorizar la seguridad de los vendedores y los clientes, ganando espacio para mantener las distancias de seguridad y extremando las precauciones y “no hacer experimentos con vehículos”.
Por todo ello, el PP solicita al gobierno local que descarten la idea anuncia, la paralización del proyecto y una nueva ronda de reuniones con los placeros, los ambulantes y el resto de la oposición para llegar a un consenso y “no a otra imposición de los socialistas”. “Es evidente que las circunstancias han cambiado y que lo que funciona no ha de cambiarse, ya que las consecuencias pueden ser fatales para la economía de la ciudad y para cientos de puestos de trabajo”.